MADRID/BARCELONA.- “Voy a dar un paso a un lado. No me voy a presentar como candidato a la reelección a la presidencia de la Generalitat (Gobierno catalán). Quiero dejar muy claro que es una decisión muy dolorosa”, dijo Artur Mas, presidente en funciones de la Comunidad Autónoma Catalana. La decisión significa un paso atrás al independentismo catalán. Mas, al desertar en sus aspiraciones tras no conseguir el apoyo necesario para ser investido, cedió espacio en beneficio del alcalde de Girona, Carles Puigdemont.

En una conferencia de prensa en el Palau de la Generalitat y tras alcanzar los partidos Junts pel Sí y la CUP un acuerdo de última hora, Mas aclaró que aunque no pide cargos, se pone a disposición del Parlamento para lo que se le pida en el futuro, así como del futuro presidente y del nuevo Gobierno de la comunidad. Aclaró, además, que no se alejará de la política y que su nuevo horizonte será fortalecer a su partido, para recuperar el terreno perdido.

Luego de más de tres meses de negociaciones y a solo unas horas del final del plazo legal para formar Gobierno en Cataluña, Mas tuvo que dar su brazo a torcer ante la presión de sectores independentistas, que veían peligrar el futuro del proceso secesionista si no se conseguía formar Gobierno y se repetían los comicios de septiembre.

“Esto es una retirada de un cargo directo. Yo no me retiro de la vida política, que quede claro”, dijo en su comparecencia ante los medios. “Estoy a disposición del Parlamento de Cataluña para lo que se me pida en el futuro, a disposición del futuro presidente y del nuevo Gobierno de Cataluña”, añadió.

Mas asumió al frente del Gobierno catalán en 2010. Al frente de su partido aplicó recortes frente a la crisis económica que le valieron de hecho el sobrenombre de “Artur Manostijeras”. Su perfil liberal fue la principal causa de rechazo de los partidos independentistas de izquierda, junto con las denuncias de corrupción.

Los medios de Madrid consideraron que Mas llevó a Cataluña al punto más cercano de la independencia de lo que ha estado en cuatro décadas de democracia.

El hombre que ha planteado la mayor amenaza a la unidad de España en sus casi 40 años no fue sin embargo siempre un independentista. Secesionismo, de hecho, era para Mas hasta hace unos años algo “anticuado, oxidado, frustrante e irresponsable”.

Las crudas consecuencias de la crisis económica alimentó el independentismo, y Mas acabó agarrando las riendas de un proceso hacia la secesión en 2012, después de que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, rechazara su petición de una financiación preferente para Cataluña. (DPA)